lunes, 28 de julio de 2008

Dueñas

En Dueñas hay restos de cerámica del Neolítico y vestigios de un asentamiento de la primera Edad del Hierro en Pico Castro Eldana se llama esta zona del mapa de Ptolomeo del siglo II D.C.La villa romana Possídica, en el cercado de San Isidro, estaba en su esplendor en el siglo III Cerquísima se retira Recesvinto a su Juan de Baños. Las domnas fundaron el cenobio de Santa María del Remolino siendo el año 845, en el 911, los benedictinos se asientan en el monasterio de la Trapa y en el 1078, Alfonso VI otorga el Fuero de Dueñas que le da entidad y firmeza.Esta ciudadanía dependiente de la corona se mantiene a duras penas en siglos posteriores.Alfonso VII cede la villa en dote a Leonor de Inglaterra. María de Molina la pone en riesgo ante el concejo de Palencia. Enrique de Trastámara la entrega a su amante, Leonor Álvarez, y aunque en 1419 el rey Juan II la mantiene dentro del patrimonio de la monarquía él mismo, en 1439, la cede a la nobleza en manos de Pedro de Acuña.Y son los Acuña, Condes de Buendía, quienes, cosas del destino, ofrecen a la villa los años más gloriosos de su historia.LOS BUENDÍALos Acuña eran de ascendencia lusitana, seguramente herederos de un hijo del rey Fruela II y debieron de venir a España apoyando a Enrique III el Doliente.En Buendía (Guadalajara) le prestaron grandes servicios pues es éste el nombre del condado que eligen cuando los Reyes Católicos tiempo más tarde, les conceden título.A mediados del siglo XV hay testimonios de que Pedro de Acuña, señor de Dueñas y Tariego, protege las bodas reales del hijo Juan II Enrique. Se celebran justas, torneos y grandes festividades en el palacio de Dueñas y el buen rey concede nuchas mercedes a Pedro de Acuña “mi criado e Guarda Mallor e Vallado de mi Consejo” según refrenda el doctor Fernando Díaz de Toledo en 1439.En 1454, por carta de privilegio, los Acuña reciben las heredades que en Dueñas tenían las religiosas del Convento de las Huelgas. Y, mansamente, “tierras, casas e vasallos” van perfilando el patrimonio.En Guisando, el 16 de septiembre de 1468, se logra que Enrique IV reconozca a su hermana Isabel como única y legítima heredera.Para la sucesión de Enrique IV los Acuña han apoyado desde el principio a Isabel, y para ella eligen rápidamente a Fernando, príncipe de Aragón.El arzobispo de Toledo, Alonso Carrillo, hermano de Pedro de Acuña, firma unas capitulaciones matrimoniales con Juan de Aragón, padre de Fernando, mientras que el propio Pedro de Acuña manda a Alonso de Palencia, cronista, y a Gutierrez de Cárdenas, noble, a buscar a Fernando.Fernando es trasladado a Castilla, cruza el Burgo de Osma y Gumiel y, por el camino de Vertavillo, llega, en mozo de mulas disfrazado, a Dueñas el 9 de octubre de 1469.En el palacio se hospeda (“pues era muy buena fortaleza e la seguridad no podría ser más a propósito”) y allá llegan algunos de los caballeros que lo escoltan. A los cinco días, Fernando, deshecho el disfraz de arriero, va a Valladolid a ver a su novia, le lleva presentes de compromiso y parece que Isabel le recibe “muy alegremente” en el palacio de Vivero donde, el 19 de octubre de 1496 se casan felizmente.Entrando 1470 Enrique IV disgustado con este casamiento, rompe el pacto de Guisando y declara sucesora a su hija Juana la Beltraneja con el consiguiente revuelo en todas partes. Revuelo peligroso para los príncipes, quienes en mayo de 1470, poco seguros en Valladolid, toman el camino de Dueñas y llegan al Palacio de los Acuña para instalarse. Isabel está encinta. Los próximos dos años viven en Palacio los Príncipes, vida de extrema humildad pero seguramente gozosa. Una pequeña corte -pobre, pues hasta el propio Conde ha de vender tierras en Palazuelos y heredades en Cigales para sostenerla- les rodea y comparte buenas y malas circunstancias: En octubre nace, en el Palacio de los Acuña, Isabel, primera hija de los príncipes. La bautizan en la iglesia de Santa María, en la pila en la que aún bautizamos a los niños.En 1474 llega a Palacio la embajada del Duque Carlos de Borgoña para estrechar amistad con don Fernando, quien recibe el Toisón de Oro.En ese mismo año de 1474 muere el rey Enrique IV dejando abierta la sucesión y los futuros Reyes de Castilla y Aragón abandonan Dueñas. Al año siguiente los Reyes conceden a los Acuña el título de Condes de Buendía.La judería de Dueñas era muy poderosa, contribuyó con 23.550 maravedíes para la guerra de Granada, y tuvo notable influjo en la población, hasta su expulsión del Reino de Isabel y Fernando el 31 de marzo de 1492.El 18 de marzo de 1506 vuelve a Dueñas don Fernando, viudo y Rey de Castilla, a casa de nuevo. La novia -dieciocho años; cincuenta y cuatro el novio- es Germana de Foix de ascendencia francesa. Y en la sala dorada del palacio, ese mismo mes y año se firma el tratado de Blois; insólito pacto que convertiría, a un posible hijo nacido de este matrimonio, en heredero de la Corona. No nació esta posibilidad que habría dado un quiebro insospechado a la historia de nuestra nación.En 1476 Dueñas es sede de la Fundación de la Santa Hermandad de Castilla, como “azote de bandidos y maleantes”, en defensa de caminos y poblaciones.El segundo Conde de Buendía: Don Lope Vázquez de Acuña recibió en heredad el mayorazgo de Dueñas con sus villas y foratalezas, jurisdicciones y rentas, la villa y el castillo de Tariego y otras propiedades. Heredó a Don Lope su hijo segundo, Juan de Acuña; personaje enfermizo y de desgraciada existencia, casado con María de Padilla, importante mujer que es quien cuida el patrimonio y afronta en 1520 la rebelion de los vecionos que se resuelve con las salida, a parte desconocida, de los Condes de su palacio de Dueñas. María de Padilla deja, para siempre, las tres padillas de su apellido en el escudo heráldico de la ciudad.Durante la Guerra de los Comuneros (1520), la población de Dueñas participó aportando hombres y bienes a los intereses de las Comunidades, siendo sede y cuartel general del Obispo de Zamora, Antonio de Acuña, pariente de los señores de Dueñas, en sus operaciones bélicas por la Tierra de Campos y Palencia.En las estancias de Palacio, a veces, se retira el Emperador Carlos; es tierra agradable y de buena caza. El palacio es amplio y puede acoger a varios de sus ministros (así ocurre en el verano de 1527).En el Libro de Pasajeros a índias, en el Tomo I, que comprende 1509 a 1534, hace mención a una docena de hombres naturales de Dueñas que embarcaron con destino a las Américas. Se incluye en 1514 la familia compuesta por Pedro Paredes, hijo de Gómez de Paredes y Leonor Gómez, su esposa Isabel Rodríguez, hija de Alonso de Dueñas y María Rodríguez, sus hijos Antonio, Juan e Isabel, y el criado Juan.En 1534 acoge temporalmente el Consejo de la InquisiciónAños más tarde otro Buendía; Fadrique de Acuña, funda el Monte de Piedad con 700 ducados para prestar sin intereses.HASTA EL SIGLO XXPero hacia 1700 Dueñas está en declive, la heredad de los Buendía pasa a la casa de Padilla y posteriormente a los Duques de Medinaceli quienes apenas si se ocupan del palacio, de villa ni villanos...A principios del siglo XIX las tropas de Napoleón se establecen largo tiempo en Dueñas, incluso alberga por unos días a José Bonaparte. Tiempos de desolación y penuria.A partir de 1829 se construye el trazado del Canal de Castilla en Dueñas, con “gran perjuicio para los habitantes que tenía que alojar en sus casas a los constructores del Canal”. Hay referencias al incomodo que causaban los soldados y la cuerda de presos que constituían la mano de obra del trazado. Se destruye el Puente Viejo de la Villa o de las Nieves, utilizándose sus piedras y las del semiderruido Castillo en la construcción del Canal.En 1842 se inicia la construcción de un Puente Colgante sobre el Pisuerga en el término de la Avecilla para sustituir a una barca que remolcaba a los transeuntes y caminantes de un lado a otro del río, ya que era lugar para el acceso a “no menos de 38 localidades y al reino de Aragón”. En 1883 el puente se incendió, quedando destruido, construyéndose el actual que sigue denominándose Puente Colgante.Entre 1855 y 1860 se construye el trazado del ferrocarril por Dueñas, a cargo de la Compañía de Ferrocarriles del Norte, uniendo Valladolid con BurgosPara entonces Dueñas ha perdido su potencial agrícola y sus talleres artesanales. La filoxera arruina las vides y el campo pertenece a unos pocos terratenientes.

jueves, 3 de julio de 2008

Vidrieros

La Montaña palentina forma un conjunto netamente diferenciado de las provincias y montañas limítrofes. El amplio arco que las separa de León y de Santander forman en todo su conjunto un amasijo de cordales entrelazados pertenecientes a distintas edades geológicas, convirtiéndolo en el nudo geológico e hidrográfico de la Península.Retrocedamos 20 siglos en la historia, cuando Augusto concentra sus legiones en las cabeceras de estas provincias para dar el asalto definitivo al corazón de Cantabria. Se conoce el curso de las operaciones militares en el meridiano Pisuerga-Reinosa-Santander.Estas montañas y valles penetran en el corazón de Cantabria, que fue el foco principal de repetidas y feroces campañas militares en el primer siglo antes de Jesucristo.Frente a la Peña palentina existieron tres campamentos romanos: el de Cantoral (Campus toralis, campamento principal), el campamento de Castriculonem o Castrejón, junto a la Penilla; y el de Cansoles o campamento del sol, ya en la raya de León. Estos tres campamentos suministraban fuerzas militares durante muchos años para conquistar primero y mantener sumisa después la región de la Liébana con su capital Cambraco, junto al Potes actual, en el límite del Monte Vindium o Picos de Europa.Las Legiones del campamento de Cansoles ascendían por la Boca del Puerto, que así se llamaba Guardo entonces, y por el río Carrión. Las legiones del campamento de Cantoral pasaban por Cervera y el Pisuerga, y las procedentes de Castriculonem avanzan cogiendo la altura entre Peña Redonda y el Brezo. Las tres columnas se encontraban en La Lastra, que debió ser un campamento muy importante. De allí partían contorneando el Curavacas, pasando por el valle y puerto de Pineda para descender por el valle de Liébana a la vega del mismo nombre y Potes. En los picos de la Peña de Cubillo, de Peña Redonda y de Peña Mayor había puestos de observación que vigilaban tanto el paso de las legiones como los movimientos de los indígenas. El puesto de la Peña de Cubillo se llamaba Campus Fileolus (Campamento auxiliar), hoy Campijuelo.

jueves, 29 de mayo de 2008

Abarca de Campos

La población de Abarca de Campos, en notas:
-El topónimo parece proceder del estilo “ap_ab” más el sustantivo latino “arcata”, con sentido de arcada o retenida, por lo que vendría todo ello a significar el lugar de agua retenida.
-La primera cita que recoge el vocablo Abarca es un documento del año 916 conforme a la documentación de Ordoño II que se refiere a su entonces iglesia de Santa Maria de Abarca.
-El término de Abarca guarda restos prehistóricos que documentan el paso del hombre por estas tierras, se trata de un asentamiento prehistórico de la cultura de Cogotas I.
-Ya en el siglo XII Abarca era de la orden Calatrava, en el siglo siguiente de la reina Mencia de Portugal y desde el siglo XIV, señorío solariego de los albuquerques y de los osarías tras la donación del rey Enrique IV de los Osorio, destacó doña Inés de Osorio, enterrada en la capilla del sagrario de la catedral y esculpida por el maestro Partillo. A finales del siglo XVIII , Abarca perteneció a la casa ducal de Abrantes.
-La iglesia parroquial de San Esteban, monumento histórico-artístico desde julio de 1992, es un edificio de la segunda mitad del siglo XVII en la fábrica de ladrillo y en tres naves. Destaca sobre el crucero la torre de tres cuerpos; en la fachada sur se abre la portada de acero con arco de medio punto. Los tres bóvedas se cubren con bóvedas de arista y de la capilla presbiteral con cúpula rebajada.
-Abarca contaba con 240 habitantes a mediados del siglo XIX con 187 en 1900, con 171 en 1930, con 153 en 1960 y con 46 en 2005.
Estos datos se han obtenido del libro que el historiador Don Marcial de Castro, publicó en el año 2000, bajo el título de “Historia de Abarca”, editado por la Institución Tello Téllez de Meneses. A él puedes recurrir para encontrar una información más detallada.
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